En el marco de las fiestas clandestinas que se hicieron en las últimas semanas, el fiscal bahiense Santiago Ulpiano Martínez señaló que se evalúa la posibilidad de secuestrar autos en caso de que estos eventos se reiteren durante el verano.
“Si hay, por ejemplo, una fiesta en la playa y van con una camioneta, uno de los riesgos que van a correr es que esa camioneta sea secuestrada. ¿Por qué?, porque es el móvil que utilizaron para cometer el delito”, sostuvo el fiscal sobre la medida que se evalúa; y luego explicó en qué consiste el protocolo que se aplica actualmente.
Ulpiano Martínez indicó que, una vez que se toma conocimiento sobre una fiesta clandestina —ya sea por una denuncia o porque se difundió a través de las redes sociales— actúan en primera instancia las fuerzas municipales, quienes pueden disuadir a las personas que están en el evento y “si es en un club, una institución o una casa de fiestas pueden clausurar y darle intervención al juez de Faltas“. En tanto, señaló que si hay algún tipo de enfrentamiento con los agentes o resistencia por parte de los asistentes, actúa la policía, que a su vez da intervención a fiscalía.
“Esto hay que analizarlo con algo de realismo. Si tenés dos patrulleros y 300 personas, ¿qué van a hacer dos patrulleros? A todos [los que fueron a la fiesta] no se los puede llevar presos. Entonces tienen que hacer lo que tienen a su alcance: pedir que se retiren y si insisten, filmar, individualizar a dos o tres y tratar de establecer quiénes son los que han organizado [la fiesta]; por ejemplo, voy al que tiene el equipo de música o al que maneja la barra. De alguna manera, hay que tener presencia y que esto tenga alguna consecuencia para alguien”.
A su vez, aclaró que “no podemos perseguir a 1.000 personas, pero sí identificar a la mayor cantidad posible” por los medios disponibles, ya sea “pidiendo documentos, con una filmación o a través de un dron”.
“Hay que tomar conciencia de que los órganos municipales, provinciales y la Justicia Federal no pueden abordar todo esto. ¿Qué sería abordar todo esto? Agarrar a los 200 [que están en una fiesta] y meterlos presos. ¿Dónde los ponés? Acá lo que ha ocurrido es que las circunstancias desbordaron las capacidades operativas tanto de la Municipalidad como las policiales y las del poder judicial”, aseguró.
En ese sentido, señaló que “la situación tiene una escala que es muy difícil de manejar”, por lo que es necesario “apelar a la conciencia de los ciudadanos, tanto de quienes van a una fiesta como de quienes les facilitan los medios para hacerla o ir, y de los que están alrededor. Los mismos ciudadanos pueden muchas veces interceder y decir ‘por favor, mantengamos la distancia, organicémonos'”.
Por último, advirtió que si una persona asiste a una fiesta clandestina y luego “tiene una causa, una indagatoria que enfrentar y le queda registrado un antecedente, tendrá que hacerse cargo y responder en el marco de una causa penal”.